A Alejandro le ha costado un Potosí articular esas tres palabras seguidas. Casi está sudando. La próxima vez llama con un vaso de agua fresca al lado. Tiene la garganta reseca, la lengua de piedra. Si la respuesta es negativa, sería más catastrófico que se le obligaran a empezar mañana la mili.
jueves, 17 de junio de 2010
Qué poca prisa se da el amor
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